jueves, 15 de julio de 2010

Bajo Amenaza la familia de Oscar Salas. Por: Mecha Libertaria.

Bajo Amenaza la familia de Oscar Salas.

Por: Mecha Libertaria.

La tragedia de la familia del estudiante Oscar Salas no terminó con la muerte de su hijo, de su hermano. Además de eso, en el curso del proceso que se ha adelantado contra miembros del ESMAD (policía anti disturbios) ha habido declaraciones de un miembro retirado según las cuales la responsabilidad por la muerte del estudiante correspondería a los altos mandos de la institución por permitir que en las protestas se usen artefactos que están por fuera de la ley; estas declaraciones han desencadenado en amenazas contra la familia del estudiante.



Desarrollo

En la emisión de noticias uno del pasado 11 de julio, se informa el hecho de que después de que un ex policía (que perteneció al ESMAD) declaró ante la Fiscalía General de la Nación que (al menos) en el año 2006 el ESMAD recalzaba sus municiones con canicas, fríjoles y metralla, la familia del estudiante asesinado ha sufrido graves amenazas.


El 8 de marzo del año 2006, durante el desarrollo de una protesta en la Universidad Nacional, la policía anti disturbios utiliza artefactos diversos de aquellos que la ley le permite para controlar las protestas y, en medio de esos hechos, una canica entra a la cabeza del estudiante Oscar Leonardo Salas. Oscar era estudiante de Lingüística en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, y sufrió un destino que pudo haber sido el de cualquiera de nosotrxs, es por eso que debemos manifestar nuestro rechazo al uso de la fuerza para reprimir las manifestaciones de la juventud inconforme y, más aún, nuestra solidaridad con su familia que es víctima de las contradicciones de las políticas y la cultura de la seguridad con las pretensiones de un aparato estatal por impartir justicia. ¿Por qué consideramos que las políticas y la cultura de la seguridad contradicen las pretensiones del aparato estatal por impartir justicia? Simplemente porque la cultura de la seguridad ha llegado a superar la cultura de los derechos, no solo en nuestro país, sino alrededor del mundo, hasta tal punto que escuchamos con sorpresa hace poco la condena del actual mandatario Álvaro Uribe Vélez contra la sentencia que declara culpable al ex militar Plazas Vega por desaparición forzada en los hechos de la toma del palacio de justicia, pues para el presidente este hombre solo “cumplía con su deber”. El discurso del presidente, y el que se reproduce de manera masiva a través de los medios hegemónicos de comunicación es el de que cualquier acto que se haga en nombre de la seguridad es justo: es justo que se mantenga la pobreza en que vive la mayoría de la población, es justo que se repriman de la manera más brutal todo tipo de manifestaciones populares, es justo que los organismos de inteligencia del Estado persigan a quienes están juzgando e investigando a los congresistas cercanos al gobierno por sus nexos con grupos paramilitares y, en fin, es justo que la vida de personas que, como Oscar Salas, se relacionen con cualquier tipo de protesta, sean silenciadas para siempre.

Si bien este no es el objetivo central de este artículo, vale la pena reflexionar sobre el papel de la violencia institucional y para institucional en el control sobre nuestras vidas, sobre el espíritu rebelde de la juventud; el mensaje es claro: aquél que se relacione con alguna manifestación de inconformidad puede sufrir cualquier tipo de consecuencias, incluso la muerte. La principal consecuencia de este mensaje sobre las vidas de la juventud es el miedo, la cultura del miedo que el establecimiento utiliza en nuestra contra bajo el disfraz de procurar “nuestra seguridad”. De esta manera, para lxs jóvenes resulta más apropiado mantenerse dentro de los márgenes de la normalidad permitida, pues ya ni siquiera las leyes y normas constitucionales redactadas para proteger nuestros derechos a expresarnos, a manifestarnos, a desarrollar libremente nuestra personalidad resultan suficientes para garantizar el desarrollo de nuestra actividad transfomadora. En ese contexto podemos preguntarnos entonces, quiénes imponen la cultura del miedo, quiénes utilizan el terror como mecanismo para mantener el control sobre nuestras vidas y, en ese sentido, ¿quiénes son los terroristas?

Según declaraciones del ex policía, ese 8 de marzo el mayor Rafael Méndez dio la orden “súbanse con todos los juguetes”, o sea los artefactos recalzados con canicas, metralla y otros. Además de esto, cuando los mandos de la policía se enteraron de que el estudiante había muerto ordenaron desaparecer todas las recalzadas para que las investigaciones de la fiscalía no pudieran arrojar como resultado que se estaban utilizando artefactos prohibidos por la ley. Tras estas declaraciones, la familia del estudiante ha sufrido una serie de amenazas contra su vida, por el simple hecho de reclamar los derechos que tienen como víctimas de la violencia del Estado: verdad, justicia y reparación. No hace falta mucha inteligencia para inferir quiénes están detrás de estas amenazas.

POR QUE LA REPRESIÓN ES CONTRA TODO TIPO DE INCONFORMIDAD, OSCAR SALAS SOMOS TODXS! POR NUESTRXS MUERTXS: NI UN MINUTO DE SILENCIO, TODA UNA VIDA DE COMBATE!

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