Contribuido por: Untraflores
Desde el pasado 7 de diciembre los trabajadores de Splendor Flowers, una de las más importantes fincas del Grupo Nannetti, ubicada en el municipio de El Rosal, se lanzaron a una huelga que, hasta el día de hoy, en medio de ingentes dificultades se mantiene indoblegable.
En esa fecha, con la marrulla de que había arrendado el cultivo, la empresa les anunció que debían trasladarse de inmediato a La Herradura, una de las dos plantaciones que componen Flores La Fragancia, propiedad de la misma firma. La intención no podía ser más siniestra:
Hacinar en una pequeña finca, en la que regularmente laboraban unos 150 operarios a más de 400, con lo cual La Fragancia quedaría con alrededor de 700, una desproporción frente a su reducido tamaño. Los Nannetti con este “movimiento” desnudaban su intención de robarles no solo a los operarios de Splendor sino a los de La Fragancia —en ambos casos con una antigüedad en promedio superior a 10 años— sus acreencias, incluidas las indemnizaciones.
Si ya venían incumpliendo con salarios, primas, seguridad social, subsidios, dotaciones, etc.,
Era obvio que la situación se agravaría al concentrarlos en una finca que está prácticamente arruinada por plagas y enfermedades y cuya dimensión no puede sustentar tal número de operarios.
Ante semejante atentado, con firmeza, las juntas directivas de los sindicatos Sintrasplendor y ONOF, declararon el cese de actividades, que ya completó 18 días continuos.
Día y noche, soportando las inclemencias del clima, la presión implacable de la compañía y la infame complicidad del gobierno, mujeres y hombres curtidos por el trabajo y las penurias han montado guardia en la hacienda exigiendo los pagos atrasados de este año para así continuar laborando, o la cancelación de éstos más la indemnización legal por sus años de labores para salir de la finca.
Empero, los señores Nannetti, profesionales de la estafa, persisten en no darle solución al problema y se concentran en tomar brutales medidas para acogotar a los obreros y procurar abortar la justa lucha. Primero, mediante la presión de unos cuantos capataces y de los abyectos miembros del personal administrativo, hicieron que un grupo de operarios, los más atemorizados y sumisos, se trastearan para la finca La Herradura, maniobra facilitada por la falta de decisión de los dirigentes de Untrafragancia, quienes mansamente aceptaron retirarse de ese cultivo.
Luego, suprimieron el casino y el transporte, por lo que los trabajadores, sin sueldo, han venido haciendo sacrificios sin nombre para presentarse diariamente, llevar las ínfimas raciones para sustentarse y asumir costos de transporte de entre $5.000 y $10.000. Sus familias, sus hijos, no entienden por qué sus padres, que laboran de sol a sol, no han podido matricularlos en los colegios, han disminuido aún más los alimentos de sus pobres mesas, están siendo acosados por los bancos o los rentistas para sacarlos de sus viviendas, y ni porqué la alegría común en estas épocas de fin de año se han convertido en una amarga pesadumbre.
A la presión económica, como se ha vuelto usual, los Nannetti le han agregado la amenaza y el amedrentamiento. Unas veces mandan a sus recaderos rodeados de chafarotes a intimarlos a que se retiren, esparcen rumores de que los obreros están cometiendo un crimen que tiene graves castigos, y en los últimos días optaron por llamar a los integrantes de las juntas directivas de Sintrasplendor y ONOF, a una diligencia de descargos en la que deben responder a un cuestionario en el que se les achacan toda clase de faltas y delitos, idéntico al que intentaron aplicarles a los empleados de Guacarí, con lo que preparan el camino para despedir “con justa causa” a los dirigentes de la huelga. Por otra parte, simulan realizar negociaciones en las que, como gran cosa, ofrecen pagarles la liquidación de este año en una fecha indeterminada a cambio de que los obreros renuncien a sus indemnizaciones y se retiren del cultivo, lo cual algunos han hecho apremiados por la necesidad y la desesperación.
Esta clase de propuestas las han hecho aun en presencia de los funcionarios del Ministerio de la Protección Social, cuyo papel de alcahuete de los ricos queda cada día que pasa más al descubierto: ni una sanción en firme para los Nannetti, una infinita incapacidad para obligarlos a cumplir sus deberes legales; en cambio, toda la disposición para prestarse a los engaños, dilaciones y truhanerías patronales.
Sin embargo, la embestida implacable de los patrones no ha arredrado a los obreros, que han respondido con fortaleza. Ayer, 23 de diciembre, se juntaron con sus compañeros de Floramérica y durante todo el día se apostaron frente a la sede del grupo en el norte de Bogotá, en una ejemplar protesta, que los medios de comunicación desconocieron sin empacho, como lo hacen con todas las reivindicaciones y clamores de los desposeídos. No obstante, las cabezas del grupo hacen oídos sordos a las reclamaciones. Va quedando claro que esta tenebrosa familia de especuladores, convertida de la noche a la mañana, y por obra y gracia de los favores del gobierno, en el mayor conglomerado floricultor, en su objetivo de robar a los asalariados está llevando a la ruina los propios cultivos, conduciendo a las más de 15 empresas que lo componen a la bancarrota y dejando en la calle a más de 8.000 trabajadores y burlados a centenares de proveedores de bienes y servicios.
Untraflores rinde homenaje a la valerosa lucha de los proletarios de Splendor y de Floramérica, respalda a sus dirigentes, y llama al movimiento obrero nacional e internacional y a toda persona y organización progresista a apoyarlos moral y materialmente.
Unión Nacional de Trabajadores de las Flores, Untraflores
Facatativá, 24 de diciembre de 2010
http://www.untraflores.org
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