El pasado jueves 31 de marzo, un grupo de jóvenes nos encontramos para, tras 140 años, recordar una de las mas bellas y poderosas experiencias revolucionarias: la Comuna de París. Y aunque alguien podría decir que ha habido otras tantas revoluciones mas duraderas, o de mayor envergadura, lo cierto es que en ellas no se hizo palpable la existencia del poder del pueblo; no se trataba de reemplazar un gobierno con otro un tanto menos injusto, sino que se trató de un espacio en que hombre y mujeres supieron asumir el control de sus vidas.
La actividad empieza con la presentación de un video con algunas escenas seleccionadas que nos muestran cómo era el diario vivir en la comuna, en donde la clase trabajadora, y todas las personas del común lograron establecer una forma autónoma de administración y distribución de la producción, y de defensa contra las instituciones “democráticas” del régimen. Finalmente, tras 8 días de resistencia, la Comuna es aplastada, y el gobierno francés hace lo posible por no dejar ni un rastro de ella, asesinando a cientos de miles de personas, e imponiendo de nuevo el reino del miedo y la miseria en París, sin embargo, como bien lo dijo Becht, la Comuna no murió en Mayo de 1871, pues hoy, tras 140 años, nos reunimos a recordarla, a recoger su ejemplo y seguirle dando vida.
La ponencia central fue presentada por un compañero del Instituto Nacional Sindical, y llevaba como título “La Comuna de París en 4 actos (Marx, Bakunin, Benjamin y Brecht)". La ponencia gira alrededor de los análisis que han hecho sobre la Comuna estos grandes pensadores, y lejos de hacerse un análisis que implique un distanciamiento, esto es, abogar por alguna u otra doctrina, lo central es que todos ellos supieron reconocer las virtudes de la Comuna, supieron reconocer en ella, así como hoy lo hacemos, un espacio donde se forjó un mundo nuevo, donde fue posible prescindir de parásitos como patrones, gobiernos y policía.
En la primera parte se hacen reflexiones acerca del texto “La guerra civil en Francia” de Carlos Marx, en donde se presenta un análisis histórico y político de la experiencia de la Comuna. La comuna surgió en medio de una guerra entre Francia y Prusia (hoy Alemania), en donde el Estado Francés se encontraba fuertemente debilitado. Por su lado, los trabajadores y trabajadoras reunidxs en la Internacional fueron capaces de descubrir que en el fondo, la guerras entre Estados, son las guerras entre distintas clases poderosas para decidir quién se roba las riquezas de las naciones (trabajo, riquezas naturales, conocimientos tradicionales, etc.). En ese contexto, hay un acercamiento solidario entre obreros de todos los países, especialmente franceses y prusianos para rechazar la guerra y la invasión en Francia. Así mismo, el gobierno Francés se ve obligado a dar armas al pueblo trabajador como último recurso para frenar la arremetida prusiana. Pero la clase obrera en París no quería mantener los privilegios del grupo en el poder, ni tampoco cederlos a un nuevo grupo, así que decide levantarse contra el gobierno, y con el acompañamiento de buena parte del ejército, expulsa al gobierno y a sus simpatizantes de París, quienes se tienen que refugiar en la ciudad de Versalles: “Los proletarios de París en medio de los fracasos y las traiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta de que ha llegado la hora de salvar la situación tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos . . .”.
Ese 18 de marzo, la clase obrera en París toma el poder, y empieza a organizar la producción y distribución de las riquezas sociales de una manera distinta: rompe con el monopolio de la religión, la educación es pública y gratuita, desaparece el ejército y es reemplazado por el pueblo en armas, los funcionarios públicos ganan igual que los obreros, en fin, el sueño empieza a hacerse realidad.
A pesar del conflicto que tenían hace tiempo, Francia y Prusia, o mas bien, las clases dominantes de ambos países se dan cuenta de que la experiencia de la Comuna es peligrosa, puede ser un “mal ejemplo”, y se alían para aplastar militarmente a la insurrección parisina. Esto nos muestra que las guerras entre naciones son la guerra de unos ricos contra otros, y que la solidaridad internacional entre las clases oprimidas es necesaria, sin importar las fronteras o los símbolos nacionales. El análisis de Marx nos muestra que la revolución política debe ser también social, y que no basta con una nueva distribución de riqueza, sino que también hace falta acabar por completo con el aparato del Estado, construyendo así el poder del pueblo.
Por otro lado, se hace el análisis desde Bakunin, quien en su texto “La comuna de París y la noción de Estado” muestra un indudable apoyo a la lucha de la comuna, pues considera que en la práctica fue una negación del Estado. El punto central de Bakunin tiene que ver con una ruptura profunda de ciertos análisis demasiado “científicos” de la comuna. Tras la comuna, grandes líderes de diferentes movimientos de izquierda afirmaron que ésta no fue realmente revolucionaria, pues lo que sucedió allá no funcionó como lo prescriben sus doctrinas. Frente a esas críticas, Bakunin afirma que es demasiado fácil hablar, pero otra cosa es construir y vivir efectivamente la revolución, y en ese sentido las prácticas y formas de vida que se llevaron a cabo en la comuna implicaron verdaderas rupturas con el aparato del Estado y, en consecuencia, el orden social y político del capitalismo. Así, Bakunin afirmaría: “soy un partidario de la Comuna de París, la que no obstante haber sido masacrada y sofocada en sangre por los verdugos de la reacción monárquica y clerical, no por eso ha dejado de hacerse más vivaz, más poderosa en la imaginación y en el corazón del proletariado de Europa; soy partidario de ella sobre todo porque ha sido una audaz negativa del Estado”.
Finalmente, se presenta el análisis desde Walter Benjamin y Bertolt Brecht que implican una serie de reflexiones acerca de lo que es el arte, de lo que implica el capitalismo como un sistema en que las cosas no valen por lo que sirven, sino como simples valores de cambio, por su valor comercial, y en ese orden de ideas toda la vida y la posibilidad de creación humana es negada. Así, el arte se pone en función de la producción capitalista y la acumulación de riqueza, y no de las necesidades estéticas y materiales de las personas. Frente a ello, es necesario también superar el capitalismo, y crear un mundo donde sean quienes trabajan, quienes crean la riqueza social, todas y todos, quienes se enriquezcan con la producción humana de toda naturaleza. Así mismo, es claro que el punto central no es si se denomina “socialismo”, “comunismo”, “anarquismo”, o como sea, lo importante es construirlo y vivirlo todos los días, es hacerlo realidad en nuestras prácticas cotidianas.
Tras la exposición del compa del INS y algunas conclusiones del colectivo, se realiza un taller en el que las personas asistentes reflexionan sobre temas tales como la democracia, el Estado y la autogestión, y presentan sus propias conclusiones, cerrando así el ejercicio de creación de conocimiento colectivo con unas palabras de despedida.
Muchas gracias a las personas asistentes, y esperamos encontrarnos de nuevo.
Mecha libertaria.
http://mechalibertaria.tk
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